«Dios se inclina». Esta es una palabra profética. En la noche de Belén, esta palabra ha adquirido un sentido completamente nuevo. El inclinarse de Dios ha asumido un realismo inaudito y antes inimaginable.
Él se inclina: viene abajo, precisamente Él, como un niño, incluso hasta la miseria del establo, símbolo de toda necesidad y estado de abandono de los hombres. Dios baja realmente.
¡¡FELIZ NAVIDAD a todos os desea la Congregación del Santísimo EcceHomo!!!
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